"(...) —Sólo la vida es provechosa en sí —comenzó —no el haber vivido. El poder cesa en el momento del reposo, reside en la transición a un nuevo estado, cruzar nuevamente un abismo, lanzarse por un objetivo. La libertad es necesaria pero obsoleta, por eso debemos acceder al albedrío aún a riesgo de la contradicción y de conocernos a nosotros mismos; en el alma siempre brota la libertad de elegir y actuar. El intelecto anula el destino y en la medida que un hombre piensa y actúa, es libre.
El intelecto se estimula al expresar la verdad —continuó —en una metáfora, la voluntad viste con ilusiones las leyes ocultas de la vida. Lo mejor, amigos míos, es lo que se me da a mí mismo, obedecerme a mí mismo, conocer a mi Dios interior ¿Por qué? Si Dios estuviera fuera de mí, no tendría razón de ser ni de existir. Tengo confianza en lo que hago, en lo que soy, en lo que pienso.
En ese momento el hombre calló y me miró fijamente —O tú, ¿qué piensas? —Me preguntó repentinamente (...)"